Uno de los fenómenos destructivos más importantes de los últimos tiempos es, sin duda, el “acelerado divorcio” en la relación “campo-ciudad”, el cual, bajo el enfoque del avasallador “efecto mariposa”, una vez que se empezaron a separar o mejor dicho enajenarse en sus respectivos ámbitos de actividades, se ha vuelto hasta estos tiempos actuales un proceso complejo, impredecible, irrefrenable e imparable. Mientras que la ciudad polariza recursos económicos, el campo tiene el efecto contrario, ya que se está tornando en su mayor parte: disperso, empobrecido y olvidado.
Sin entrar en grandes detalles y ubicándonos “desde la barrera” abordando la problemática cotidiana del campo sin tecnicismos, y con un enfoque holístico para que sea más completa la visión, se percibe que con un mínimo de conocimiento del tema; la mayoría de los “opinadores” informados al respecto, sí reconocen la gran importancia del campesino y del agricultor, cada uno de ellos en su nivel y escala. No obstante “el citadino” en su inmensa mayoría ignora la trascendencia y la gran importancia que tiene implícitamente el campo.
Los principales temas que abarcan y fundamentan, tanto la problemática como los retos y sobre los que propongo tengamos mayor conocimiento, conciencia y empatía, son:
La tierra y su problemática: la tenencia, sus nutrientes y su salud, etc.
La Siembra: ¿qué sembrar?, ¿qué tipo de semilla?
El Riego: de temporal, por canal, mecanizado, etc.
Fertilizantes y plaguicidas
La cosecha
La venta, los intermediarios
Las transnacionales, sin mucho respeto por las comunidades
Los transgénicos y su contaminación, o su dominancia por “las patentes”.
El cambio climático.
Precios, crédito y financiamiento
Crecimiento urbano desordenado,
Asesoría técnica, etc.
Cada uno de estos temas a su vez, tienen una gran complejidad y dinámica entre sus varios subcomponentes, con los cuales campesino y agricultor tienen para entretenerse un rato.
Una de las alternativas con la que contamos para influir y decidir, y que tenemos más al alcance de la mano es en el papel de CONSUMIDORES. En relación con este amenazante fenómeno, sabiendo que somos millones de personas los que estamos en posibilidad de acercarnos al deseado “bienestar” en su dimensión alimenticia, que cada vez se nos aleja más, y que ya rebasó el punto de inflexión o de no retorno.
La creatividad necesaria para revertir el problema es muy grande, requiriendo para ello esgrimir nuestra más poderosa arma que es: el hacer uso del “poder del consumidor”, como lo indica el activista global, visionario y nominado al premio Nobel de la Paz, Ervin Lazlo en su libro “Cambio Mundial 2012”: discriminando, evitando el consumo a empresas o productores que no sean amigables con el medio ambiente y no promuevan su conservación o preservación ecológica, no identificándose con el consumidor claramente como tal.
De hecho esta modalidad ya se practica aunque parcialmente en varios países desarrollados; y concretamente en Cuernavaca ya existe el ofrecimiento por lo menos de dos cooperativas para acercar o contactar al productor con el consumidor sin intermediarios que impliquen un costo adicional, con la ventaja adicional que la derrama económica queda “en casa” es decir, en la región.
La propuesta es que todos nos propongamos conocer “algo más” del campo, para poder ser más empáticos con los que hacen posible nuestra sobrevivencia al resolver nuestra necesidad prioritaria de alimentación, sin la cual obviamente, no somos viables o factibles como especie.
¿Tendremos la capacidad de valorar justamente su trabajo y esfuerzo y retribuirles, consumiendo lo que nuestros productores de la región producen, y coadyuvar con ello a “apuntalar “la soberanía nacional que en este ámbito se encuentra seriamente amenazada?
Artículo publicado en el periódico El Regional, del Estado de Morelos; lunes 25 de abril del 2011